Análisis del segundo anuncio del presidente Maduro en torno al anclaje bolívar-petro

 
 
Emilio Hernández

Así como la reacción del primer anuncio del Presidente Maduro sobre el anclaje del bolívar soberano al petro y la reconversión monetaria creó una ola de esperanza en muchos sectores, el reciente anuncio no ha producido el mismo efecto. Hay más nerviosismo. Personalmente pienso que están bien encaminadas.
Por una parte, es lógico que un anuncio sin cifras concretas genere más esperanzas. Digamos que cada quien le pone sus propios números al anuncio y crea sus expectativas. En cambio, un anuncio con las cifras concretas crea cierta inquietud, al no corresponderse con las cifras imaginadas.
Hay algunos hechos evidentes. En primer lugar, no se comenzó con una estrategia revaluadora, porque el anclaje de 3600 bolívares soberanos al petro deja una paridad indirecta bolívar dólar similar a la del dólar paralelo al día del anuncio. El presidente Maduro lo describió como un “anclaje revaluador”, aunque no lo es, quizás nos está diciendo que hay una estrategia de ir moviendo esa paridad hacia la revaluación.
En lugar de revaluar el bolívar, se optó por dejarlo al nivel del dólar paralelo y anclarlo ahí, con el objetivo de que no se siga devaluando. Al anclarlo en ese punto, se hacía necesario un sustancial incremento salarial y se optó por un incremento desde un nivel de Bs 5.500.000 (BsS 55) a Bs 180.000.000 (BsS 1.800), es decir, la multiplicación del salario por 33, suponiendo que el salario de BsS 1.800 es salario integral.
Se sobreentiende que el análisis del Gobierno para decretar un aumento salarial de 3300% es que en la actualidad los márgenes de ganancia del sector privado son tan groseros que pueden absorber este impacto sin incremento sustancial de precios debido a este factor. Todos deseamos que sea así.
El salario mínimo corresponde a ½ petro, es decir, a unos $34, en virtud de que el precio del petróleo de la cesta venezolana está actualmente en unos 67 dólares. Sube desde un salario inexistente, casi un salario virtual, de $1.
Quienes se preguntan en el exterior cómo se podía vivir con un salario de $1, la respuesta es sencilla: las ayudas directas en comida y otros subsidios que está dando el gobierno revolucionario, incluyendo el subsidio a la gasolina, educación y salud, a las familias venezolanas, podía perfectamente superar los $500 por familia en promedio.
Como medida de compensación durante 90 días, el Gobierno decidió cubrir buena parte de los costos salariales de la pequeña y mediana industria, es decir, la diferencia entre sus salarios actuales y el salario de BsS 1.800. Adicionalmente, el Gobierno anunció un bono directo de 600 bolívares soberanos a las personas naturales para sobrellevar el impacto de la transición.
Se tomaron otras medidas de tipo fiscal, para recaudar los bolívares que permitan eliminar el déficit fiscal. Hubo anuncios sobre el incremento del precio de la gasolina y, por supuesto, sobre la reconversión monetaria.
Entre la opción (1) revaluar el bolívar para que el salario actual correspondiese a un salario más realista y (2) arrancar desde la paridad del bolívar al dólar paralelo, subiendo el salario, se optó por esta última opción. En artículos anteriores estuve recomendando la primera opción, porque me parecía más expedita en la vía al equilibrio, pero ambas opciones apuntan al mismo objetivo.
¿Qué debe pasar para que se logre la tan esperada estabilidad?

 Equilibrio de precios

Lo primero que debe ocurrir, dado que se optó por arrancar desde la cotización del dólar paralelo, es esperar a que los precios suban para que alcancen un punto de equilibrio con los precios regionales. Para aguantar esa subida, se tendrá el salario incrementado súbitamente a BsS 1.800.
¿Por qué debemos apuntar a un precio de equilibrio regional? El precio internacional (en divisas estables como el dolar o el euro) es el que determina si hay flujo de bienes hacia afuera o hacia adentro del país. Los colombianos, caribeños y brasileños (sobre todo los colombianos) compran aquí porque les sale más barato. Teniendo los precios más bajos, si revaluamos la moneda o subimos los precios, se acaba el flujo excesivo de bienes hacia Colombia.
Con un equilibrio de precios, la producción nacional tenderá a quedarse aquí para abastecer el mercado nacional. Cuando tengamos excedentes es conveniente venderlos en el exterior, pero no es el caso en estos momentos.
Si tuviéramos una economía como las idealizadas de los libros de economía, el equilibrio se daría de manera más suave. Pero tenemos una guerra económica cuyas principales armas son las mafias colombianas, que distorsionan la paridad bolívar-dólar (con dólar today y otras cotizaciones espurias) para generar una diferencia desmesurada de precios y comprar bienes en Venezuela a precio de gallina flaca. Nuestra producción actual es apenas suficiente para nosotros mismos y no debemos permitir que se fuguen alimentos, medicinas ni otros insumos como la gasolina.
Las mafias colombianas compran efectivo para bachaquear porque la diferencia de precios inducida por su propia cotización del dólar es abismal. Se dan el lujo de comprar efectivo por el triple de su valor. Cuando los precios sean equivalentes, se les acaba el negocio a las mafias. Se acaba el contrabando de extracción y la extracción de los billetes venezolanos. Protegeremos el cono monetario. Más importante aún, protegeremos el nivel de vida de nuestros ciudadanos.
Los precios subirán hasta quedar “anclados”, en su precio regional, gracias al anclaje del bolívar al petro. No tienen que ser precios iguales, deben tener un nivel en el que no sea negocio el contrabando de extracción. Eliminaremos de la inflación el componente de la devaluación inducida. Pero debemos blindar el anclaje monetario.

Blindar el anclaje

El anclaje se ha definido hasta ahora de manera contable. Sin embargo, debe evolucionar a un anclaje real, de canje real de bolívares soberanos por petros y de canje real de petros por petróleo. Si alguno de estos dos canjes no se implementa, estaremos ante un esquema de moneda fiduciaria que otra vez nos van a destrozar con extrema facilidad, como hicieron con el bolívar fuerte.
El Gobierno Nacional debe inmediatamente dar señales de que los bolívares serán convertibles por petros. Por ejemplo, debe anunciar la fecha de inicio de la conversión de bolívares por petros. Pero la única moneda de circulación nacional debe ser el bolívar, según ordena nuestra constitución. El petro es para comercio internacional.
Al mismo tiempo, el Gobierno Nacional debe mover todo su potencial comercial y diplomático para que el petro sea usado por nuestros clientes petroleros y otros compradores de nuestros commodities. El petro será fuerte en la medida en que tenga demanda para su uso en la compra de nuestro petróleo, así como el dólar tiene poder porque compra petróleo en el mundo.

Control de Capitales

El Estado no debería inyectar divisas extranjeras en el mercado de divisas. Sólo petros. La razón es que el petro es auditable, por estar implementado en una cadena de bloques, estructura de datos pública, auditable e inalterable.
Si no damos el paso hacia la transparencia, no podremos hacer control de capitales. Si no hacemos control de capitales, tendremos otra vez fuga de divisas. El control de cambios (Recadi, Cadivi) es una de las opciones del control de capitales y ha demostrado ser inefectivo en el cumplimiento de sus objetivos. Hay que buscar opciones más efectivas.
La implementación de la libre convertibilidad bolívar soberano-petro, piedra angular del anclaje, debe hacerse poniendo en vigor una ley de control de capitales que determine el uso racional de los petros en nuestra economía.
En la estructura monetaria de costos de cualquier empresa, el petro debe jugar un papel minoritario frente al bolívar. ¿Por qué? Porque si las compras son en bolívares mayoritariamente, estaremos fomentando las compras nacionales, desarrollando el tejido industrial y productivo.
La ley de control de capitales debe regular el uso de los petros y tener penas muy severas, dadas las circunstancias.

Otras medidas

Evidentemente, se necesitan medidas complementarias para avanzar en este renacimiento económico. Sobre todo, medidas fiscales que no solamente redistribuyan la riqueza, sino que fomenten la migración de la actividad económica hacia el sector productivo. Debe haber más motivación económica para producir que para comerciar.

 Conclusiones

Hay razones para ser optimistas. La decisión del anclaje monetario entre el bolívar soberano y el petro, es la correcta, porque el petróleo podrá estabilizar el valor del bolívar y proteger el nuevo cono monetario.
Debemos entender que si hay subidas de precios son para equilibrar los precios regionales, especialmente con Colombia, donde debemos dejarlos “anclados”. Saquemos las cuentas de cuánto valen los productos aquí y en Colombia: cuando estén equilibrados, se acaba el bachaqueo de alimentos, medicinas y billetes de nuestro cono monetario.
El efecto del incremento salarial en 33 veces es un poco incierto, pero el Gobierno decidió proteger a la pequeña y mediana empresa, por ser los más débiles. Es una medida de “shock” para quienes han estado haciéndole daño al pueblo aliándose a la estrategia del dólar today, aunque ahora quieran hacerse las víctimas.
Las medidas anunciadas deben ser acompañadas de otras medidas que sólo dependen de nosotros, no dependen de factores externos. La libre convertibilidad bolívar petro, la emisión suficiente de petros, el uso del petro como nuestra divisa, la aceptación del petro por parte de PDVSA como moneda de pago, son los pasos que hay que seguir sin miedo. Con miedo no hay revolución posible. Y el control de capitales severo, con el petro como eje de transparencia y auditabilidad, son medidas que harán más fácil el camino a la estabilización.
El camino será pedregoso, pero va en la dirección correcta. ¡Venceremos!
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